Page 77 - LibroDigital Reconocimiento - Florencio 2017

Francisco Miras Martínez | Francisca Lucas Acién

no ha sido una excepción, sino que de este modo se ha prodigado por muchas universidades
españolas, portuguesas, italianas y americanas, de las que suponemos que otros de sus amigos
manifestarán en este libro su testimonio.

Cómo no recordar todo lo que hemos vivido y disfrutado con Florencio en Badajoz (aún en
su propia casa), Cáceres, Guadalupe, Yuste entre otros pueblos de Extremadura, Galicia,
Asturias, Santander, Bilbao, Madrid, Cádiz, Évora, Coímbra, Oporto, Braganza, Turín y
Roma. Encuentros todos ellos llenos de recuerdos y emociones, que ahora en la jubilación
evocamos con tanto agrado y agradecimiento, como postales vivas de una biografía tan
privilegiada.
Cómo no recocer y testimoniar públicamente que el profesor Florencio desde su Cátedra en
la Universidad de Extremadura ha creado una plataforma de colaboración interuniversitaria
del profesorado de Psicología. El profesorado de nuestro departamento de la Universidad
de Almería gracias en gran parte a él ha tenido la ocasión de impartir cursos de doctorado
y conferencias, de presidir mesas congresuales y tribunales de tesis doctorales, de haber
encontrado excelentes compañeros y amigos en otras universidades españolas y extranjeras.
Dios quiera que el Grupo y Movimiento de Psicología Positiva o la Vida en Positivo que él
ha iniciado en estos últimos años podamos seguir disfrutándolo y expandiéndolo en nuestra
actual etapa.

Con nosotros dos, en concreto, nuestra amistad ha llegado a tal punto de intimidad que
hemos compartido nuestras casas y nuestras relaciones familiares. Y sabemos que nosotros
no hemos sido una excepción, sino unos más entre los muchos con los que Florencio y
Maribel han intimado.
En el pequeño jardín de nuestra casa de Aguadulce han crecido dos vivos recuerdos en los
que depositamos con frecuencia nuestra mirada con melancolía: el jazminero que sembró
nuestra querida madre, símbolo de nuestro amor filial, y la higuera que sembró Florencio
trayéndose un esqueje de la suya propia que él y Maribel tenían en su casa de Badajoz,
símbolo de la nuestra fraterna amistad.

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